No sé si conocéis Shangri-La, un lugar ficticio descrito en la novela Horizontes perdidos de James Hilton. Yo he de reconocer que el libro no lo he leído, pero cuando era pequeña vi la peli en la tele y quedé fascinada. En el film, un grupo de exploradores perdidos en el Himalaya y envueltos en una gran ventisca llegaban a través de un oscuro pasadizo a una ciudad luminosa y cálida donde sus habitantes vivían aislados del mundo exterior en una tierra permanentemente feliz. Pasaban del más cruel de los inviernos a un paraíso terrenal, como el que no quiere la cosa, y donde los habitantes de Shangri-La apenas envejecían y vivían en armonía y paz. Lo cierto es que yo tuve esa sensación cuando visité esta vivienda… La calle no es de las más bonitas de Alicante, a la portería le hace falta una “lavadita de cara”, pero abres la puerta y ¡Ohh! ahí está Shangri-La, un auténtico paraíso terrenal con unas vistas que te enamoran… Aunque no sé si el tema del envejecimiento funcionará aquí, pero vivirás en la más absoluta placidez. ¡Te lo aseguro!